Nunca nadie me sonrio así

No le temo al enemigo que me ataca, sino al falso amigo que me abraza.

Solamente lo entendes si lo sentis

El hockey no es correr con un palo en las manos llevando una bocha y meter el gol. El hockey se juega en equipo y no entiende de resultados, se respeta al equipo contrario. Lo único que nos diferencia es el color de la camiseta, pero todos tenemos la misma pasión, pero se ve que no todos sienten lo mismo al entrar a la cancha. Unos pueden sentir el aliento de sus compañeras, otras el miedo de las contrincantes. Se puede sentir la camiseta pegada en la piel y otros se ríen del físico de una jugadora. Pero a la hora que termina el partido y ya todo está dicho se puede diferenciar quien son la que hacen hockey y a las que aman el hockey. Las verdaderas jugadoras son quienes salen de la cancha perdiendo con una sonrisa porque siente que dio todo lo que se podía y más en esa fecha, pero sus compañeras saben que por dentro está triste; son quienes se tiran a defender aunque sea en un entrenamiento; son quienes van a ver el partido aunque esa fecha no pueda jugar; son quienes comparten una camiseta o pollera cuando otra se la olvidó; son quienes no le importan si tienen un palo de buena marca o uno de madera y aún así juegan como nunca; son quienes intentan mejorar día a día; son quienes reconocen sus errores; son quienes entran nerviosas sin esperar nada y no esas que entrar creyendo que son las mejores; son quienes saben perder y lo reconocen y no las que si ganan basurean al otro equipo y se creen leonas; son quienes prefieren disfrutar el hockey y perder, antes que comerse la bocha e intentar destacarse. Tal vez tenga una idea equivocada sobre este deporte, pero esto es lo que significa para mí.

Nunca nadie me sonrio así

lunes, 9 de agosto de 2010

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